Ustedes ya bien saben que mis 2 hijos son peludos, se comen mis zapatos y mueven la colita para demostrar su felicidad. Sus nombres son Jack & Robin, y al igual que nosotros, pueden estar de buenas, de malas, cansado o con ganas de echar la flojera. La diferencia está en que ellos lo expresan con su cuerpo. Aprende a entender a tu perro, tanto por su bien como por el tuyo.
Cuando quiere jugar
Cuando Jack & Robin quieren jugar yo me doy cuenta de inmediato, pues tienen las orejas paradas, los ojos abiertos, la boca relajada y mueven su colita de un lado para otro. Seguro el tuyo hace lo mismo. Si ignoras estas señales, es muy probable que se ponga a ladrar o a hacer sonidos como diciendo “hey, tú, pélame”. Sí, como cuando tu mejor amiga te llama una y otra vez para convencerte de que la acompañes a la fiesta a la que muere por ir, sólo que ellos no tienen teléfono.
Cuando está en modo dominante
Si estás en el parque y tu perrito se pone en modo alfa, lo vas a reconocer por sus orejitas erguidas y orientadas hacia delante. Otras señales son: la boca entreabierta o cerrada; los ojos abiertos y mirando fijamente; y la cola tiesa. En estos casos, lo mejor es evitar que entren en contacto con otros perritos que estén en el mismo estado para que no se peleen. Y no te preocupes, es completamente normal, sólo dale un poco de espacio, consiéntelo con un premio y listo.
Cuando está en modo sumiso
Si sus orejas están hacia atrás, tiene los ojos cerrados y una patita ligeramente levantada, tu perro está en modo sumiso. Y esto no significa nada malo —no está triste ni mucho menos— sino que está tranquilo, relajado y probablemente sin ganas de jugar. O sea, básicamente está hibernando. Algo así como cuando tú tuviste una semana bastante pesada y lo único que quieres es ver películas, comer palomitas y poner el celular en silencio.
Cuando está enojado
Ellos también tienen su carácter. Y cuando se enojan es muy fácil que te des cuenta: orejas hacia atrás, cuerpo tenso y colmillos a la vista. Los gruñidos y aullidos también son comunes. Mantén la calma, dale su espacio y no pasará a mayores. Recuerda cómo te pones cuando te despiertan a las seis de la mañana sin ninguna buena razón. Sólo necesitas que se pase el mal rato y un buen café, ¿no?
Cuando está preocupado o tiene miedo
Lo notarás por sus ladridos rápidos mezclados con aullidos y porque suelen aplastar sus orejitas hacia la cabeza. Tranquilízalo jugando con él y demostrándole que no hay nada que temer. Quizá el mayor reto, aquí, es entender qué le está ocasionando este sentimiento y tratar de evitarlo. Y nunca, ni por error, lo corrijas o regañes cuando esté así, pues en esos momentos más bien necesita confianza.
Tener una mascota es increíble, pero conlleva una gran responsabilidad. Trata de entender a tu perro para que su relación sea la mejor.
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